PUCHA

(Ya sé que está en todas partes y que todos están hablando de lo mismo, pero filo. Me dieron ganas de escribir esto, qué tanto)

No cacho bien por qué la gente se achaca cuando se muere alguien del mundo del flim. Uno ve en las noticias que se mueren mil personas en todas partes por cualquier cosa y sigue comiendo pan con palta como si nada. A lo más uno dice “chuata” cuando muestran el auto hecho pebre y los carabineros mirando para cualquier parte. Pero se muere alguien famoso y vamos quedando para dentro y enteros depre.

Me acuerdo cuando se murió el Stanley Kubris, por ejemplo. Me llamó el guatón Javier que es entero fliméfilo y me dijo todo achacado que se había muerto el director de cine más grande de la historia del flim. Yo no sabía de quién estaba hablando el guatón Javier (según él como ochenta compadres son “el director de cine más grande de la historia del flim”) así que prendí la tele todo asustado, y claro, terminé achacado y pensando “todo mal” y después vi 2001, la odisea de las galaxias y era otra cosa, como si estuviera en un museo y hubieran pasado mil años.

Será que uno ve las películas y lo pasa tan chancho que se siente como amigo de los compadres. Como si los conociera. Se sabe las mañas, lo que les gusta, y cuando uno se emociona queda feliz y dan ganas hasta de pedir autógrafo para por lo menos sentir que ellos saben que uno existe y sentirse menos loser. (Aunque pedir autógrafos debe ser lo más loser del universo, más loser que el guatón rubio que echaron de Amor Ciego el otro día. O peor, pedirle un autógrafo al guatón rubio que echaron de Amor Ciego el otro día [todo mal]).

Con los actores lo mismo, uno los quiere caleta porque los ve haciéndolas todas, y siente que los conoce, aunque en realidad conoce a los personajes, si es que.

Yo a este compadre del Brokeback Mountain le tenía buena. Al principio hacía siempre de puro mijito rico y yo no estaba ni ahí con él. Porque claro, si hubiera sido compañero de colegio mío seguro me agarraba para la palanca todo el día y me molestaba por guatón y me quitaba la mina y no me admitía en el MSN. También hizo esa otra El Corazón del Caballero de un caballero medieval onda Rey Arturo de la Mancha y la cuestión, con la Angelina Jolie y la música rockera nada que ver en el año uno (el soundtrack se ganó un Chancho en Misa Award), que me cargó más que otro poco. Ah, y también hizo de hijo del Mel Gibson en esa película donde moría en cámara lenta y por porfiado (spoiler).

Pero en fin. Después de partir ahí no más, el compadre empezó a salir en películas más piola y le fui agarrando buena, hasta que se mandó la que te dije. (The Brokeback Mountain) Cuando vi la de los OVEJEROS homogay (no eran vaqueros, hasta cuándo con la leserita) lo que más me sorprendió fue ver a este compadre sufriendo tanto, y envejeciendo, y frustrándose porque nadie lo entendía. Me la creí toda, me achaqué con el final y todo, le di un Hermes Award y quería que le dieran el Oscar, y de ahí en adelante que empecé a decir “mish” cada vez que salía otra película del compadre.

Ahora con la que se las mandó claro fue con Batman. Con el puro trailer uno cacha al tiro que el compadre como Guasón no sólo se sacó los zapatos con la actuación, sino que también se sacó los calcetines, agarró un pincel entremedio de los dedos de los pies y pintó la Mona Lisa, y con los ojos cerrados. Si los Óscars atinaran con los trailers, el de mejor actor estaría más dado que no sé qué.

Así que fome. Mal. Charcha la muerte. Nada más que decir. Yo cacho que Dios está haciendo películas en el cielo. Eso es. Lo caché. Necesitaba un compadre seco, vio el trailer de Batman y dijo “tate”. Lástima que a nosotros nos dejó sin Guasón. (Mala onda, Dios)

Y no sé ustedes, pero yo la parte que encuentro más emocionante de los Oscares es cuando ponen el páwerpoint de todos los compadres que se murieron en el año, y ponen pedazos de las películas, y la sonrisita en cámara lenta y los violines, y nosotros vamos sacando confort. Siempre salen abuelitos que uno no ha visto ni en pelea de perros, pero de repente sale alguien que uno conocía y suelta el medio suspiro de pena, porque nada qué ver que se haya muerto.

Yo este año ya sé cuál me va a dar más pena.

© Hermes.