lunes, noviembre 06, 2006

FELIZ CUMPLEAÑOS, LÚ. (ESTO NO ES UNA CRÍTICA)



Eso mismo, esto no es una crítica famosa. No vaya al Hoyts buscando una chica linda con una torta de cumpleaños en el afiche. No intrusee los DVDs del blockbuster buscando los estrenos. Esto es simplemente una entrada para decirle feliz cumpleaños a mi novia, y apretarla con palabras antes del abrazo de verdad, que viene más tarde porque estamos los dos en clases. (Más linda)

Yo no entiendo por qué no se saluda a las mamás los cumpleaños, si son las que hicieron toda la pega. Claro, uno se quedó ahí, tratando de no hacer escándalo, pero cómo evitarlo si es como salir del jacuzzi con las burbujitas y quedar pilucho en el bosque rodeado de viejos feos, y con el ombligo todo morado y gigante. Muerto de frío, con el cuerpo lleno de mermelada, aleteando y chillando con los ojos cerrados y la cara de feto, está bien. Pero uno no hizo nada, la media cuestión.

La mamá en cambio se fue a acostar feliz de la vida con el medio bulto y cuando despertó malas noticias, al hospital señora, ahora toda la sandía esa que ha alimentado y regaloneado por nueve meses va a salir cascando por el hoyito que es bien chiquitito, pero filo, déle no más, si esto es un milagro, ¿no ha visto las teleseries? “Puje”. (Esa ni siquiera es palabra)

Yo no sé cómo lo hacen la verdad, es como armar un barco en una botella y después querer sacar el barco por el gollete, sin que le pase nada al barco. Qué lindo el barco, se pasó, uy. ¿Y la botella? Pal loly. Y todos los años que vienen más encima para celebrar la tortura hay que salir a comprar Bilz, ramitas, ordenar la casa para que los cabros chicos entren con las patas cochinas, llenar las sorpresas con tonteras, colgar la piñata de quizás dónde, arreglarle el gorro al péndex que se le corta el elástico porque tiene los medio cachetes, etc.

En fin, que la saludo a usted también tía V (mi suegra), porque seguro que nadie le dice nada nunca y puro trabaja. (Pero lo que sí arrégleme el elástico del gorro hoy porque siempre se me rompe)

Y Lu. Más linda. Lo que me gusta de que ella esté de cumpleaños es que todos la van a mirar, y todos le van a sonreír, y todos le van a hacer regalos, que es lo que yo quiero hacer con ella siempre y todos los días del año. Además sé que cuando le cantemos cumpleaños feliz ella se va a quedar ahí, inmóvil, con esa sonrisa sin parpadear que pone la gente, moviendo la cabecita y riéndose del payaso que cante como ópera o del que encaje la tontera más divertida en el verso cuando tengan que decir su nombre (yo diré “amorciiiitoooo”). También sé que va a esperar un ratito pidiendo sus deseos (casarse conmigo) y que después va a soplar con todas sus fuerzas (ojalá que no glacee la torta, que de seguro es de chocolate). Pero por sobre todo sé en lo que voy a estar pensando cuando se apaguen las velas y quedemos en esa oscuridad cortita (justo antes de que el tío medio ebrio que está al lado del interruptor atine y prenda la luz). Voy a estar pensando en su carita. En su risa. En cómo corre con saltitos cuando está apurada. En sus manitos. En lo mucho que quiero todos los detalles que ella reparte en el cosmos. Y en lo feliz que estoy de que a la tía V con el tío H les haya dado con hacer el barquito en la botella todos esos años atrás. Para que yo ahora pensara en mis propios barquitos, y en el mar.

Feliz cumpleaños, Lu.

© Hermes in love.

miércoles, noviembre 01, 2006

EL GRAN TRUCO

Esta película es como Batman VS Wolverine: The Movie, pero en el año del loly y Batman en vez de orejitas tiene sombrero de copa, y Wolverine en vez de sacar las garras saca una paloma. (Y a la que le duele cada vez es a la paloma). Se trata del mundo de la magia. Pero no la magia mula de Harry Potter y la lámpara maravillosa donde dicen “punguis flaitis mocus muchus” y el profesor que les cae mal queda disfrazado de vieja con sombrero con flor y todos se ríen, qué buena ser mago, ja ja. No, esta es magia de verdad, de esa que se hace en la vida real y donde los magos distraen y venden la pomada y si el truco sale mal, los magos se ahogan y hasta ahí no más llegó el glamur. (Como ese mago de Sábados Gigantes que después nadie le creyó nada)

El flim está ambientado en la época donde no había tele y como los cuicos se aburrían de andar en carroza y de pegarle charchazos a Oliver Twist, algo tenían que hacer. Y aparte de disfrazarse de viejos de los billetes partían en turba los Ambrosio O’Higgins a meterse al teatro a mirar al mago hacer las mismas fomedades que hace Tamarís (pero sin las fanfarrias). O sea, puras tonteras que ahora hacen los magos en los cumpleaños, como hacer aparecer el pañuelo que no termina o el ramo de flores horrible, todo lo que hoy en día hace que los cabros chicos se duerman a no ser que se haga algo chistosos como burlarse del papá del cumpleañero sacándole un conejo de atrás.

Bueno, como en el año uno había menos cosas en qué gastarse la plata eso era de verdad entretenido y taquillero, así que se hacía negocio y los magos no eran losers como ahora que tienen que poner un minimarket para no morirse de hambre. Y se hacían famosos rápido, eran como la farándula y tenían fans y morían de sobredosis. O sea, todo lo que uno sueña.

Bueno la cosa es que Wolverine y Batman son como amiguis pero pronto se ponen picotas no me acuerdo por qué y se empiezan a funar los trucos cuando los están actuando. Por ejemplo entra Batman disfrazado (encima del otro disfraz) se ofrece de voluntario para que lo escojan a subirse al escenario y justo en lo mejor se manda la funa. Después Wolverine hace lo mismo pero en el acto de Batman, y así sucesivamente hasta que uno se duerme. Al final esta película se trata de eso, de tener suerte. Yo siempre levanto la mano y me ofrezco de voluntario y nunca me escogen a mí. Pero Batman y Wolverine levantan la mano treinta veces en la película y las treinta veces terminan arriba del escenario. O sea, otra razón más para ser superhéroe. (Una vez me escogieron de voluntario en el museo tecnológico para pararme los pelos en la pelota del futuro, pero justo se cortó la luz y quedé con los crespos aplastados)

Aquí tengo que advertirles eso sí que esta película está más desordenada que no sé qué. Tiene dos millones de flashpacks y todo el rato dejan una escena a la mitad y después vuelven a lo mismo, y después se saltan al final. Entre medio incluso termina y salen las letras, para despistar, porque eso es lo que hacen los magos. (Y esta película es de magia). El peliculasta es un roto además porque no está ni ahí con avisar que nos estamos saltando pedazos y no piensa poner cartelitos que digan “Un año después” o “Dos años antes de que pasara lo que acaban de ver pero después de que muriera la comadre que todavía no muere, pero ya vai a ver, cabrito”. O sea, es como la vida de mi abuelito con Alzheimer, pero en película. (Es universal). Así que si la ven en un cine lleno y ven al compadre con la polola que no entiende ni los trailers, mejor cámbiense de asiento al tiro porque se viene la sinfonía de preguntas tontas, y en esta película no puede volar ni una mosca, porque es seria, y por eso que no tiene chistes ni explosiones. Y como la hizo el mismo director de Mamerto (esa película enredada del detective que no tenía RAM) aquí tampoco se entiende un pepino, pero termina y uno dice “oh, qué maestra”, porque quedó para dentro y quiere ser peliculasta.

Además de los superhéroes del título actúa también el mismo viejito que pasa el plumero en la Baticueva (Perkins, que ahora es empleado de Wolverine) y la rubia gritona que se enamoraba de su abuelito en Perdidos en New York (Scarlett O’Hara). Acá da un giro en su carrera porque se enamora de todos los personajes menos del abuelito, y es la minoca disfrazada de conejita encargada de darse una vuelta cuando sale de la caja con las espadas para que todos vean que no le pasó nada. O sea, a nadie le importa. También actúa un rockero (Mick Jagger) que yo no conozco, pero es de esos que salen y hace que los giles cuchicheen en el cine para que todos sepamos que lo reconocieron, y que son especiales porque saben más que el resto.

Los personajes están hablando todo el rato de lo que significa ser mago y de lo importante que es engrupir y distraer y que la magia es eso y no lo que hace el gil del Harry Potter. Entonces por ejemplo hay una escena donde un personaje transmite con las tres partes de todos los trucos de magia. La primera parte es el quéséyo, que es cuando el mago dice “Este es mi reloj” y se arremanga. O sea, la parte que uno adelantaría si lo estuviera viendo en DVD. La segunda parte es la nomeacuerdo que es cuando el mago hace desaparecer el reloj. (O sea, es la parte donde uno está con una ceja levantada y no quiere parpadear para que no lo hagan gil). Y finalmente, la parte más importante: la nosécuántito, que es cuando el mago hace reaparecer la tontera que hizo desaparecer. Esa es la parte donde la gente aplaude, porque si no vuelve a aparecer el reloj se quedarían todos pensando “¿Y cuál es la gracia?” y se mirarían unos con otros. Si encuentran que todo esto que estoy diciendo es una lata entonces mejor quédense en la casa, porque lo van a escuchar cincuenta y siete veces en la película, sobre todo al final después de que nos cuenten el secreto. Es tan loca la explicación que uno se queda rascando la cabeza y pensando “Tenían razón los magos, era mejor que no explicaran de dónde se sacaban el conejo”. O en otras palabras: “Plop”.

(Si encuentran que eso que dije es una estupidez, vean la película y léanme de nuevo, ahí van a decir que soy “maestro” y se van a arrepentir de haberme sacado la madre. No les puedo contar más porque cuando vi esta película con puros críticos famosos nos hicieron firmar a todos un papel que decía que si contábamos mucho iba a ir un matón a nuestras casas y nos iba a doblar los dedos. El papel debería decir que contáramos la papa, porque así la gente se hace a la idea por último y no dice “Saaa” cuando pase, como harán varios, acuérdense de mí)

Para terminar les cuento que el importante mensaje de esta película es que todos los magos son unos pelmazos (menos Gandalf). Y nos les pienso decir quién gana, ni como se hacen los trucos. Lo único que les voy a contar es que los magos pelmazos matan a los pajaritos cuando les aplauden encima, para que puro la gente haga “gasp” (el que se sacan después del bolsillo es otro), y eso hace que merezcan lo peor.

Igual le doy doscientas mil estrellas por hacerme ejercitar el cerebro ordenando la película, por no decir nunca la palabra abracadabra, y por dejar fuera del cuento a los que nunca debieron meterse a magos: los cabros chicos de lentes y cara de mina.

© Hermes.