jueves, julio 20, 2006

HERMES CUESTIONADO


Como ahora estoy tan famoso, me llamaron las chicas de Sex and the City para entrevistarme en su página famosa. Zancada punto com se llama, y dice además "Cosas de mina". En esa página siempre compran discos buenos y van a lugares con onda y encuentran cosas lindas en tiendas que atiende una hippie que está aburrida y que tiene buen gusto. Querían que les dijera mis respuestas porque me encuentran hermessexual (por eso ahora soy una "cosa de mina"), así que aquí hay un pedacito y el link a la página para que la vean.

(Yo quería que me preguntaran cuál era mi garabato favorito como en ese programa donde entrevistan actores famosos y divertidos y el conductor es un abuelito que lo sabe todo)

1. ¿Cuál es tu disco de cabecera? (Un disco que te guste completito, de la primera canción hasta la última).

Creo que no me gusta ningún disco tan tan completo. Creo que Abba ORO es maravilloso, pero está en español y la canción Chiquitita no es lo mismo. Tendría que ser un Grandes Éxitos o algo así, de Erasure ojalá, pero que toque sólo A little respect. Las bandas sonoras también me gustan, pero tampoco me gustan completitas y siempre destiñen. (Hasta la banda sonora de Titanic tiene canciones de Enya que no me gustan) La banda sonora de El Rey León sigue siendo excelente, porque es muy completa y tiene de todo: Romance (Can you feel the love tonight), filosofía (The circle of life), aventuras (La canción de la estampida, que no sé cómo se llama y que es genial para subirse al metro cuando están cerrando las puertas) y hasta teología (Hakuna matata).

2. Si hicieran una película de tu vida, ¿qué actor haría tu papel?

Cuando guagua puede ser una guagua cualquiera, pero que sea linda y no mire a la cámara, y que no hable ni sepa karate como en esas películas del cable (a mí me dan miedo esas guaguas). Ahora ahora tendría que ser alguien como el gordito que sale en Los Goonies pero supe que él se había suicidado porque era drogadicto. El gordito de Cuenta Conmigo también sirve, pero ese no tanto porque tiene pecas (aunque se le pueden borrar con efectos especiales modernos). Cuando viejo tendría que ser George Clooney, y cuando abuelito Gandalf, porque me voy a dejar la misma barba y voy a usar bastón.

3. ¿Cuál fue tu primer amor televisivo?

Cuando vi E.T. (en la tele, así que vale) me enamoré de la niñita rubia que es hermana del protagonista (en esa película son los tres adoptados). Cuando le daba un besito a E.T. me daba cosa y me ponía rojo, y creo que ahí pensé que quería dar mi primer beso, pero a ella. (Aunque después creció y se puso tonta, tiene amigas insoportables y fuma y se afeita las cejas y todo mal). Le di mi primer beso a otra, en todo caso.

Si no sigo leyendo NO seré HERMESSEXUAL.

LOS PIRATAS DEL CARIBE: EL COFRE DEL MUERTO.


Esta película la lleva. La lleva tanto que no la devuelve y uno dice “ya po, devuélvela” y la película niega con la cabeza y dice “nones”, chasquea los dedos y se vira, y te deja pagando.

Se trata de los piratas, pero no de los piratas que uno conoce que usan chaqueta de cuero y miran para los lados con expresión sospechosa en Lyon con Providencia. Estos no andan con la cartulina plegable con mil carátulas enanas de películas “de estreno”, ni llaman a la vieja chica para que les cambie el billete de diez o les busque el Súperman Ritern. Estos piratas andan en barcos que crujen y como son de la época antigua tienen que pelear con monstruos gigantes, con negros caníbales, con viejas brujas y con hombres calamardo, o sea, puras cosas que hoy en día están extintas por los derrames del petróleo.

Para desmentir a mis colegas que dicen que en Hollywood ya no hay imaginación llega esta película, que es un remake de en un juego de Fantasilandia. (¿Cómo no va a ser imaginativo eso?) Un juego que se llama, obvio, Barco Pirata (el mono que va sentado en la punta les quedó igual. El otro más o menos), y que aunque ya se han hecho varios remakes de juegos de Fantasilandia como el de los autitos chocadores (Rápido y furioso), la Splash (La Tormenta Perfecta) o el Tagadá (Rojo: la película), esta es la mejor de todas porque se mantiene fiel al espíritu del original y aún así propone cosas nuevas y temas universales, como por ejempleo, agarrar a balazos a un monito araña. (No es mutante, así se llaman esos monos)

El protagonista es un rockero ebrio que siempre se toma las cosas con calma y hace algo chistoso como robarse algo aunque al lado suyo esté quedando la mansaca. Es ídolo porque lo hace ese actor que hacía de Michael Jackson en Charlie y la fábrica de chocolates y a la polola no le da lata acompañar a ver la película, es más, insiste aunque después la encuentra muy larga. (Además el minoco sale con rimel y a las mujeres les gusta más porque está en contacto con su lado femenino, o sea, es hermessexual). Lo que sí acá aumentaron el número original de personajes (dos) a cuarenta y tres, y la trama es tan pero tan entretenida que pasan mil cosas por segundo y no se entiende nada. Pero eso da lo mismo porque uno lo pasa tan bien que es como estar en un cumpleaños donde hay puras piñatas y los demás niñitos tienen anemia. Además del ebrio actúa el que hacía de campanita en Las Dos Torres (Los campanita eran esos rubios en cámara lenta que eran como el incienso y una canción de Enya de cuarenta y cinco minutos) pero ahora demuestra su carisma porque tiene bigote y le da besos a su polola (Natalie Portman) en vez de hacerle ojitos al rey de bastos.

Que me salgan DIENTES DE PIRATA si no sigo leyendo este artículo.

jueves, julio 13, 2006

SUPERMAN REGRESA


Superman Regresa debería llamarse Superman La Lleva porque es mejor que una sopaipilla con palta hass, y debería ganarse todos los Oscares del mundo, incluyendo Mejor Participación de Periodista Anoréxica Que Siempre Está Donde Hay Peligro (para Luisa Lane) y Mejor Conservación Del Rulito Intacto Aunque Pase De Todo (para el rulito). Es además una película muy versátil que demuestra que en Hollywood la creatividad no se acaba porque está basada en unos monitos, es remake, deja vú, y tercera parte, todo al mismo tiempo. Aunque en la última película Superman le prometía al presidente que “nunca más nos iba a dejar solo” y lo primero que sale en esta es un cartel que dice que Superman se aburrió y se fue a dar una vuelta al espacio durante los últimos cinco años. O sea, Superbipolar. (Pero da lo mismo porque nadie se acuerda de la última película)

Esta de ahora se trata de un mijito rico que se pinta la cara con colorete y que es como marioneta de los Thunderbirds, pero con músculo (sale en el afiche): Se disfraza de bandera de Estados Unidos, y como es el último sobreviviente de un planeta que explotó (Melmac) ahora tiene superpoderes y vive en un Iceberg. (En una parte una bala le rebota en el ojo, onda Jackass, pero reloaded)

Todo parte con la música del área deportiva y después de viajar por el espacio con efectos especiales modernos llegamos a la tierra y nos damos cuenta de que Superman cayó en el campo y lo adoptaron unos huasitos testigos de Jehová. Ahí uno entiende por qué él es nerd en vez de ser todo sofisticado y malas pulgas como Batman (aunque Superman regresa y Batman inicia, o sea, cuando uno va el otro viene de vuelta).

Como a Superman le carga la farándula tiene identidad secreta para que no lo súper hinchen, y lo logra con unos lentes gigantes que además de hacerlo ver nerd son mágicos porque hacen que la gente se vuelva tonta. ¿Cómo nadie lo pilla? Si le sacan cualquier foto a Superman y sale en todas partes, ya deberían haberlo descubierto por accidente: “Oye Juanito no te regalé estos lápices scripto para que rayaras el diario, ¿cómo se te ocurre dibujarle un diente negro al presidente? ¿Y por qué le dibujaste lentes a Sup…? Hey, momento, ¡pero si es el nerd ese que desapareció por cinco años y volvió justo ahora que vuelve Superman!”. Le meten el dedo en la boca a uno. Aunque pensándolo bien, en el cine había una señora que pensaba que Superman y el nerd eran gemelos, y esperó hasta el final a que se encontraran y se abrazaran llorando, o sea, igual es creíble y uno se termina emocionando más que no sé qué.

Si no sigo leyendo este artículo, soy SUPERGIL.

martes, julio 11, 2006

INTERMEDIO


(Este es un post que no es crítica de nada, pero quiero ponerlo igual, para demostrar que los críticos de cine famosos también hacemos otras cosas además de criticar. Si lo que usted quiere son los usuales y completísimos análisis fílmicos de obras relevantes que este rincón le ofrece, no siga leyendo, lo que viene puede restarle tiempo valioso que no aportará en nada a su crecimiento estético. Así que ya sabe. Leer lo que sigue le va a quitar minutos útiles que puede usar en, no sé, mirar por la ventana y/o pensar en los cuchuflís. La decisión es suya. No diga que no se le advirtió)

A veces siento que la vida es una película. Yo creo que a todos les ha pasado. Uno se baja del metro enojado y con ceño gordo, con los puños apretados y es Terminator. Muévete vieja que viene Stallone. ¿Qué mirai, Drago? Salpica, perejil. ¿Sarah Connor? Bang bang. Si el pérsonal le lleva tecno o percusiones aún mejor.

Otras veces da pena y uno anda con la cara larga. Ahí las hojitas caen y uno cree que es para uno. Llueve y no hay nadie más atento. Suena la canción triste del momento y uno se pregunta cómo supieron lo que uno sentía para ponerlo tan bien en la letra. (Como la canción de Radiohead que canta Stephen Hawking, que es para suicidarse y que sea ondero) Ahí uno anda con cámara fija, fundidos, y si fuera más viejo fumaría porque ahí sí que parecería poeta, o alma en pena, que es lo mismo. (Si fumo ahora parecería Ciudad de Dios)

Otras veces uno llega al colegio y se da cuenta de que se le reventó el lápiz pasta rojo en el bolsillo del pantalón. Ahí todos molestan y dicen que nos llegó la regla. Después prueba sorpresa, que en realidad es sorpresa para uno no más porque todos sabían, y todo mal. Después en educación física nos damos cuenta de que olvidamos los calcetines blancos y tenemos que correr con los calcetines azules, y uno parece pobre y los otros que ya están entusiasmados molestando no paran más. Ahí uno mira a la cámara y suena un trombón de payaso, porque es ese personaje al que le sale todo mal. Por último ahí uno se consuela pensando que el que está viendo la película se está riendo, y uno es como el Inspector Cousteau.

Pero otras veces uno conoce a la persona correcta y suena la música romántica. Cada vez que ella aparece se ve en cámara lenta. Y hasta comprar pan es como irse de vacaciones. Aunque no nos gusten mucho esas películas, igual queremos vivirla. Uno siente que está al otro litro, que ya encontró lo que estaba buscando...

Y no sólo eso. Es también como que por fin empezó la película después de los comerciales apestosos con los futbolistas que toman Pepsi, o los abuelitos que son felices porque por fin se compraron una tumba en el Parque del Recuerdo. Ahora se apagaron las luces completamente y aparecieron las primeras letritas. Por fin. Entusiasmo y expectación. Shhh. Empezó. ¿Queda popcorn? Sí, que dure, que dure. Ya. A disfrutar la película, meterse entero ahí y no salir...

Porque cuando uno está en la película correcta, sabe que no se va a salir jamás, y que no sólo entró uno a ese mundo, sino que también el mundo entró en uno, y ahí sí que todo bien y da lo mismo el perico que habla tres horas y patea el asiento como animal, o la polola del oficinista que habla puras tonteras, o ver que la gordita de la confitería le echó un poco de Bilz al hielo, y no al revés.

Uno ya cambió y nada volverá a ser lo mismo...

Bueno, pues ahí estoy yo, hace un mes hoy día.

Lu, feliz mes.

Tu H.

(El monito soy yo y Lu, y lo hizo Natalí)

sábado, julio 01, 2006

LA CASA DEL LAGO

Ayer mi polola Lu me dijo que iba a ir a una fiesta con sus compañeritas y que por eso no se iba a juntar conmigo. Como ni siquiera me invitó a la fiesta yo me piqué pero no le dije nada para ser el pololo cool que quiero ser, y si me preguntaba “qué pasa” yo le decía “nada”, pero con cara de poto. Y de tanto desconsuelo en la tarde me dije “filo, igual puedo vivir sin ella” y para convencerme me armé un panorama. Así que llamé a mi amiga Pepona que ha visto todas las películas románticas del mundo y le pregunté si quería ver esta conmigo. (Mi amiga se llama María José, y como en su casa le dicen Pepa en el colegio le dicen Pepona porque es más corto que decirle Pepa huevona. Cuando la Pepona crezca quiere ser esposa). Bueno, la Pepona me dijo que sí y nos juntamos en el cine que queda cerca de su colegio, o sea, en el centro, que es dónde las cámaras graban todos los asaltos para que después las noticias tengan material. Yo dejé mi teléfono en “discreto” por si me llamaba Lu para decirle “No puedo hablar porque estoy en el cine” y ver si se sentía un poquito como me sentía yo por su fiesta sin mí. Pero bueno, esto es crítica de cine y no Pasiones del Rumpy, así que después sigo con esta historia.

Ya. Si esta película no se gana al menos nueve Oscars podemos declarar al mundo oficialmente injusto. Aunque digan que los negritos cabezones y con moscas de la Tomb Rider sean argumento suficiente para declarar lo mismo, si esta película no se gana todos los trofeos ya no hay nada más que hacer y bienvenido sea el Apocalipsis, a ver si los testigos de Mormón se callan la boca. (Y que por lo menos alguno de ellos alcance a decir “¿Vieron? Teníamos razón y ustedes no nos abrían la puerta”, pobrecitos)

Esta película es la segunda parte de Máxima Velocidad, pero ahora los personajes decidieron dejar el stress de los ascensores malos y las micros con bombas y se fueron a vivir al campo. Andan con chalecos con cuello, con chaquetas con parches en los codos, barren las hojitas y leen libros que dan sueño delante de la chimenea, y como son millonarios no trabajan nunca y tienen tiempo para escribir cartas todo el día. (Lo que sí nunca comen Sanneh-Nuss) Y por alguna misteriosa razón las cartas que el Queno Reeves le escribe a Miss Simpatía le llegan con dos años de atraso. O sea, él está en el 2004 y ella en el 2006 (uno tiende a identificarse más con ella).

Bueno, aprovecho esta ocasión para mandarle un recado a las pololas de los oficinistas que me rodeaban como el enemigo en el Hoyts San Agustín: ¿Hasta cuándo pinga preguntan tonteras? Miren el afiche: ¿vieron que Dewán sale en blanco y negro y que Miss Simpatía sale en colores? Ya, eso es porque Queno está en el PASADO y la otra está en el FUTURO. O sea, cada vez que vea a Queno Reeves dígale a su cerebro que le sople “2004” y no abra su bocaza más que para bostezar, besuquear a su media alcachofa o para comerse las ramitas que metieron al cine de contrabando porque el popcorn que venden es muy caro, si afuera venden la media bolsa por trescientos pesos. Y si eso lo encuentran confuso por último miren la nieve (esa cosa como algodón que se le pone al árbol de pascua y que cuando pasa en Chile sale en las noticias): Sólo en el tiempo de Dewán hay nieve, en el de la otra hay lluvia. O sea:

Blanco + Queno = 2004.

Lluvia + Simpatía = 2006.

Por la chita que me da rabia, si no pasaban ni dos minutos sin que alguna monga tomara aire y se pusiera a elucrubrar: “Oh… ¿Y por qué le llegan las cartas a ella si viven en la misma casa? Debe ser una casa embrujada porque la hicieron encima de un cementerio”. Esto a los cincuenta minutos de película. Y el pololo con la media cara, pero resignándose igual porque mejor eso a estar solo.

Bueno, la cosa es que McFly se enamora de la comadre con puras cartas (que son metáfora de los mails) y están sonados porque los separan dos años de vida. Eso es lo que más me gustó de esta película, que a pesar de ser de máquina del tiempo, uno igual se lo cree porque no es ni tanto tiempo tampoco, así que no tiene la escena de contraste en que un personaje no sabe ocupar el control remoto o dice algo “irónico” como “¿Google? Eso no va a funcionar” o “Nica reeligen a Bush” o algo así que ya sabemos que ya pasó y que sólo nos da risa a nosotros. Tampoco hacen estupideces como que Queno le pida a Simpatía que le mande los números del Loto o le diga el caballo que gana en el Teletrak (las pololas de los oficinistas querían que pasara esto), pero eso es porque son millonarios. Tampoco es al chancho como esa película en que Superman se enamoraba de la doctora Quinn (la mujer que cura), que era abuelita. (O sea, era una película gerontofílica y la censuraron cuando eso estaba de moda, antes de la pedofilia) En resumen, uno se lo cree todo.

En todas las películas románticas siempre muestran a los personajes haciendo las mismas cosas –estar solo- en paralelo, y esta película es entera así, por lo que uno se emociona y suspira hasta cuando Queno piensa en juntarse con Simpatía. Si se acercan por accidente uno saca el Dualette. Y la idea de que se den un beso llega a dar preinfarto de pura conmoción. También debe ser la película donde uno hace “Aaaaw” más veces por hora. (Las pololas de los oficinistas no decían “Aaw” porque estaban muy ocupadas preguntando tonteras y veían la película en diferido).

Hay hartas tomas de personajes mirando por la ventana en la micro con cara melancólica mientras suena música romántica de fondo, y en general uno quiere puro bajar el compact para que la vida sea igual a las películas. Cuando la película está por terminar yo gritaba y me mordía las uñas porque no quería que pasara algo que podía pasar y quería que puro pasara otra cosa que a lo mejor no pasaba, pero igual en una de esas a lo mejor. Más buena la película.

Así que me salió el tiro por la culata. De tanto ver a Dewán feliz por leer a Simpatía más de menos eché a Lu y me sentí más idiota por haber visto la película sin ella. Pepona quedó tan emocionada que no habló nada hasta que me despedí de ella en el metro y apuesto que estaba pensando en su esposo y en qué pasaría si le deja una carta para ver si a él le llega en el futuro. Y justo ahí me llamó Lu, para decirme que no quería ir a su fiesta y que prefería juntarse conmigo… Y tuve que volver a sacar un Dualette. Porque hasta las películas más lindas pueden pasar en la vida real.

Un sixtillón de estrellas.

© Hermes.