jueves, octubre 11, 2007

SUPERBAD

El estreno de la semana, para que vayan a leerlo a la Zona. Puse este póster porque el compadre tiene las piernas de tijeras, igual que yo, y es bacán eso porque me da esperanzas de salir en un póster de película alguna vez.

Por si acaso acá en Chile esta película se llama Super Cool no sé por qué, pero debería llamarse Super Zorra, porque la lleva. En serio, yo no esperaba nada de la cuestión, pero salí feliz y con ganas de verla de nuevo.

¡LONK!

lunes, octubre 08, 2007

FALTA POQUITO, CHUGUAY CHUGUAY.

No, no estoy recibiendo comisión por esto. Es puro amor. Nunca antes había puesto un YouTube en este blog (maestro), pero me honra hacerlo por primera vez con esto.




Pucha que me gusta Futurama.
Se viene el tuta tuta.

-H.

viernes, octubre 05, 2007

RADIO CORAZÓN


Tuve que ver esta cuestión del Chacotero Sentimental Episode II, y subieron la crítica a la Zona, por si alguien quiere ir a leerla.

Pienso ir a ver esa de terror que estrenaron también, con la china blanca de pelo largo, así que de ahí les cuento qué tal.

Ah, también estoy contento porque faltan dos meses no más para la película de Futurama.

Bueno, ahora tengo sueño y hambre, así que voy a ir a soñar que como.

¡LONK!

jueves, octubre 04, 2007

CLÁSICOS: KILL BILL 1 y 2


Ya sé que estoy como veinte años atrasado y que seguro estas películas ya les dan lo mismo, pero me dio con ver películas del Quintín Tarantito y quiero criticarlas para ir completando el blog (quiero que algún día aquí estén todas las películas del universo criticadas, y que sea algo así como la guía del explorador galáctico, donde estaba toda la información del universo, pero con películas, así que calculen).

Resulta que este director es un compadre todo acelerado que cuando chico lo único que hacía era comer, dormir y ver películas. Hoy en día hace esas tres pero más encima se droga y hace películas, así que imagínense. La gracia es que este compadre no veía cualquier película de esas que uno encuentra en el Blockbuster como Locademia de Policía 2 o Reto al Destino. No, este compadre veía película cuáticas en mala, de esas que no conoce ni el Marilyn Manson que vende DVDs en el zócalo del Portal Lyon. Onda películas de karate con puros actores negros y música disco, o películas de terror suecas con efectos especiales rasca que ni el director se acuerda que hizo y la anda buscando en Torrent para bajarla y mostrársela a la tía, y después se enoja porque venía doblada al español y con subtítulos en tailandés. Esa onda.

La cosa es que ahora este Tarantito copia todo lo que veía en esas películas y mezcla chorrocientas mil cosas y todos los giles fascinados. Claro, si el compadre mezclara cosas que todos conocen todos le dirían “aparte de feo, copión” y le tirarían tallas (le dirían “Presta la cara, Popeye”, apuesto) pero como nadie cacha lo que está mezclando es seco y vamos comprando los CDs con la música y transmitiendo.

No, pero para qué me voy a hacer el leso. A mí me gusta caleta Tarantito porque encuentro que aunque mezcla chorrocientas mil cosas y a veces llega a molestar por las estupideces que le da con poner, uno igual cacha que el Popeye no es nada de tonto y que igual le pega cien mil patadas a los demás peliculastas. Y estas Kill Bill son harto la zorra (ah no si no).

Yo al principio pensé que estas películas se trataban del atentado a Clinton y las arrendé para puro ver si salía Chile cuando el compadre se fue a comer un completo a un café con piernas, pero resulta que nada que ver. Esta se trata de una flaca que la hacen bolsa cuando está embarazada, la matan y después resucita a vengarse de los malditos que la mataron, que más encima eran como una pandilla de superhéroes mafiosos onderos buenos para el karate y echar pericos.

Es entera violenta, y entera de karate, y es tan pero tan buena, que la tuvieron que hacer en dos películas para que a la gente no le diera derrame de baba y por lo menos alcanzara a ver otras películas entremedio para ventilarse un poquito, igual que cuando uno va a la piscina y no puede bañarse después de comer berlines porque si no le da un calambre y se va para abajo, y después todas las tías llorando en las noticias con las ampolletitas en el living lleno de flores y las fotos donde uno sale con guantes blancos en el colegio. (Todo mal).

Como les decía antes la gracia es que el compadre mezcla pero es que de todo. En algunas partes la película parece que es drama porque muestran siete minutos a la comadre llorando porque resucita y ya no tiene guagua, y en otras partes la muestran entrenando con un samurai con velitas y música de restorán chino. Incluso en una parte uno jura que se volvió loco porque la película se transforma en monos animados japoneses con más sangre que ascensor del hotel de El Resplandor y después de vuelta a la película de antes con actores de verdad, pero la misma cantidad de sangre.

La primera parte de la película es la parte en que el compadre estaba tratando de copiarle a las películas chinas de karate, así que mete todo lo que es chino ahí: los samurais, las peleas con espada y con otras armas onderas, la música de Oshin, los monos, la Lucy Luz (la china pecosa de Los Ángeles de Charlie y la Fábrica de Chocolate), y la mejor parte, los chorrocientos chinos disfrazados de agente Smith que pelean con la minoca y que terminan listos para ir a contar su historia a la Teletón china (La Teletong), porque la flaca los dejó con menos miembros que el Club de Yates boliviano.

Yo no sé qué les pareció esa escena a ustedes, pero yo quedé tan para dentro que mi mamá me quería hacer hipnosis para que me reencontrara a mí mismo. Lo que me gusta de la escena es que la flaca le pone tanto color que uno jura que de verdad ella está haciendo todas las piruetas y que de verdad la está viendo peluda. Cuando la china esa que anda disfrazada de escolar le tira el mazo con la cadena, uno de verdad cree que a la pobre minoca la están ahorcando heavy, y hasta se tapa los ojos. Y cuando le pega el tablazo con clavo a la china uno se alivia a la vez y se siente mal por la pobre china que al final igual peleó mejor pero perdió por mala suerte. Así que cuando llegan los chorrocientos chinos uno de verdad dice “ándate cabrito” porque claro, ándate cabrito.

En la segunda parte de la película el compadre bajó las revoluciones para que otros pudieran hacer películas de minocas vengativas y no quedar como la mona, así que ahora lo que copió fueron películas de cowboys (menos Brokeback Mountain). Porque claro, ahora andan todos en el desierto muertos de sed, con gorros ridículos y puro conversando y tirando esos escupos negros asquerosos de los vaqueros de Estados Unidos. Hay una parte donde se ve a un Santa Claus chino igualito a uno que sale en un jarrón de mi mamá entrenando a la comadre, pero eso es todo. Acá son como cuatro personajes no más y todos hablan y pelean poco, y hasta cuando se hacen cosas malas, son cosas lentas y eternas donde hay menos patadas que en pelea de pingüinos.

Hay una escena terrible donde a la comadre la entierran y puro se escucha el sonido apestoso de la tierra que le tiran encima, y otra escena que es la que más me gustó de la película, que es cuando pelean las dos rubias flacas y se tienen tanto odio que se pegan hasta en los nísperos, y eso que no tienen. (La gracia de esa escena es que ellas quieren puro pelear con las espadas, pero pelean en una casa rodante tan chica que ni siquiera tienen espacio para sacar las espadas de la cartuchera). Esta pelea termina excelente, porque justo el Popeye suelta que la rubia mala tuerta mató al Santa Claus chino y la otra comadre se enfurece, para que a uno le importe más el final de la pelea. Y justo cuando espera que venga lo mejor, zuácatela, la flaca se manda la mejor chanchada de todas, y ni te cuento, pero guácala. Pista: una escena tan buena debe salir un ojo de la cara. Es tan buena que uno puede preguntar “¿cómo te quedó el ojo?”. (Ojo con la escena) Doscientas mil estrellas.

Después de hartas partes lateras más la rubia finalmente llega donde el compadre que la mató (un abuelito con voz de pato malo pero que es entero buena onda), y acá es donde uno siente que está en otro planeta. Llevamos como diecisiete horas esperando que la rubia lo haga pebre al compadre, pero cuando llega a la casa resulta que se ponen a tirar la talla y a contarse leseras, y vamos rascándonos la cabeza porque ni pelea, ni sable, ni nada. Y ahí caché que esa era la gracia, que esta película era sobre los pololos que se quieren ENE pero que se mandan los medios condoros. En este caso no es ni llegar atrasado, ni que se le olvide el cumpleaños, es agarrar a la mina a patadas y pegarle un balazo en la cabeza, pero igual. Se quieren y si no estuvieran con tanta sangre en el ojo, serían felices.

Y como la película se trata de eso y no de las patadas, la rubia termina haciéndole al compadre una llave que le hace explotar el corazón. ¿Cacharon o no? No le pega ni en los nísperos, ni le corta la cabeza. No, le hace explotar el corazón con una llave cuática porque la película no era de karate, era de amor. (Spoiler).

Así que eso. Yo creo que a este compadre deberían darle al menos un Óscar en la vida, porque aunque copie todo y saque todas las leseras de otras películas, igual hay que saber hacer la mezcla para que la cosa quede como ensalada bacán y no como el suelo de la calle después de que se va la feria del viernes. Si uno la piensa son los mismos ingredientes, pero la gracia está en la preparación. Tres mil setecientos millones de estrellas.

© Hermes.


PS: Sé que mi metáfora de la ensalada no es tan buena como la llave del corazón que explota, pero por algo hay que empezar, encuentro yo. Gracias.