
Esta semana andaba con todas las ganas de criticar una película, pero no he ido al cine (no tengo plata) y no hay nada que quiero ver tampoco, así que les hice caso a los que me piden críticas a películas antiguas y partí al Blockbuster a arrendar un “clásico”.
Lamentablemente en la repisa de “clásicos” hay puras cabezas de pescado con viejos del año del ñauca y películas que nunca había escuchado en mi vida, así que me dio un poco de lata y le pregunté al del Blockbuster si tenía alguna película antigua y en blanco y negro y que fuera la zorra para criticar (pero que no fuera Sin City). Él la pensó un rato y me dijo que tenía que llevarme esta porque se había ganado no sé cuántos Oscares y es tan buena que no cupo en un solo VHS así que es de esas guatonas que salen más caras. También me dijo que cuando la dieron en el cine, no dejaban entrar a la gente con problemas de catarata porque de tanto llorar el ojo quedaba para el gato.
Al principio no me tincaba NADA esta película, porque yo siempre he estado en contra de las listas. (Son una lata). Las listas de útiles, por ejemplo. Lo único que hacen es achacar porque uno va sacando la cuenta de la de leseras que va a tener que hacer en el año. Además, cuando uno lee “cinco cuadernos universitarios cuadriculados” o “un transportador” o “un compás” ya se sabe que los espirales de los cuadernos van a clotear y un día uno va a sacar el de matemáticas de la mochila y va a salir con el estuche enganchado colgando y nunca más va a quedar igual. O que el maldito transportador se va a quebrar cuando uno tenga que llevar las zapatillas y el Pajarraco Jerez no va a querer prestar el de él. (Pajarraco egoísta). O que el compás va a traspasar el estuche y la mochila y uno se va a pinchar la mano, y después lo va a clavar en la goma para dejarlo parado. (Lo peor en la lista es la greda en todo caso, porque esa cuestión sí que es asquerosa) Las únicas listas que me gustan son las listas del supermercado, pero esas entrete de cuando hay cumpleaños no más, no las típicas.
Pero bueno, esta película es distinta, porque La Lista del Schindler no es ninguna de esas listas lateras, es la lista de esa gente pobre (los “judíos”) que los Nazis querían matar, y que el protagonista salva de salir en ese documental deprimente del History Channel, y los hace salir en el puro documental del Making Of de La Lista del Schindler. (Spoiler)
Y no es por hacerle la pata al Schindler, pero yo prefiero salir mil veces en el Making Of dando las gracias, abuelito y llorando, que en el documental mala onda con las fotos de viejitos esqueleto y ropa de preso de Condorito. (Todo eso es culpa de Hitler, pero acá Hitler no sale, así que no estén esperando la mega pelea al final con Schindler diciendo frases abacanadas y pegándole patadas a Hitler en cámara lenta)
Esta película es de Stephen Silberg el mismo director de Mi amigo Mac y la segunda parte War of the Worlds: The Revenge of Mac. Pero antes de hacer pebre a las personas con naves y rayos láser, hizo pebre a las personas con soldados gritones y armas prehistóricas como escopetas y un horno gigante de hacer pan amasado, porque los Nazis son unos vengativos. Claro, de tanto escuchar la canción del perro judío que quemó los panes, ellos decidieron hacer hornos gigantes para quemarlos a ellos. Yo encuentro que es DEMASIADA mala onda, por último sermoneen al perro y péguenle con un diario, pero no los castiguen no a TODOS por culpa del perro pajarón. Siempre pagan justos por pecadores, como dice mi abuela, y ahora por fin entiendo ese dicho, gracias a esta película, que es universal.
La lista del Schindler está basada en los mismos hechos reales de no sé cuántas películas más (las de Indiana Jones, por ejemplo, o esa famosa de Chaplín), pero esta es toda seria y dramática. Tampoco tiene leseras como esa película del viejo pintamonos que tenía engrupido al cabro chico con que todo era un juego, y que al final le iban a regalar un tanque. Sí, claro. Un tanque le van a regalar. Y después va a llegar el viejo pascuero ¿cierto? Y te va a regalar un conejo de pascua y un ratón de los dientes. Y el perrito ese en la carretera “se quedó dormido”. La vida es bella mis polainas. (Esa película es lo peor porque promueve que los cabros chicos crean puras cabezas de pescado y vivan en el mundo de Bilz y Pap).
Acá no hay tiempo para payasear, porque pasan mil cosas y hay como cincuenta mil personajes. Uno se da cuenta al tiro además de que Silberg se merece el Oscar al peliculasta más bacán (del mundo) porque hace que uno reconozca a todos los personajes y no se dé ni cuenta de que en realidad la película es más enredada que no sé qué. Por ejemplo a una niñita le pone lentes redondos gigantes, y a su mamá le pone el mismo poncho en la cabeza toda la película, así que uno les agarra buena. O a otro niñito le pone pecas y mechas de clavo para que uno entienda que es el mismo todo el rato, y después uno se ponga tenso cuando el cabro chico se tiene que esconder en un wáter de campo. (Guácatela)
El protagonista eso sí es Schindler (sale en el poster) y lo hace Blanco Lewín (seco), el mismo que te Jedi que perdía contra el demonio rojo en Star Wars 4 y se engrupía con el péndex Dark Vader, y metía las manos al fuego por él y terminaba haciendo el ridículo.
Acá es un alemán que habla inglés, anda impeque y se dedica a la pura jarana y a engrupirse minocas, y es bacán porque al principio no está ni ahí con los judíos pero después de que los pobres le levantan la empresa y lo hacen millonario, él les agarra cariño y empieza a palabrear a los Nazis para salvarlos y se cree la cola de zorro de la antena.
Me gustan esas películas que empiezan con el personaje pelmazo y terminan con el personaje ídolo y buena onda, porque uno se inspira y cacha que puede terminar siendo bacán, aunque a veces los odie a todos, sobre todo al Pajarraco Jerez por egoísta y sobrado. Yo creo que por eso es buena esta película, y esa otra donde actuaba el abuelito con cejas de diablo que odiaba a su vecino homogay y después terminaban yunta cuando el otro le prestaba el perro. O esa otra que dan para la Pascua del viejito que es todo Señor Burns y se le aparecen los tres zombis que viajan por el tiempo y despierta todo Flanders. Tiene mil re-makes esa, hasta uno con Mister Magoo.
Bueno, eso es esta película, pero con judíos en vez de zombis y con Blanco Lewín en vez de Mister Magoo. Un personaje que se da vuelta la chaqueta y termina famoso. Tiene muchas escenas en que los Nazis agarran a algún pobre judío que anda vestido con pura ropa americana y pañuelos en la cabeza y lo hacen pebre por alguna cabeza de pescado, como haber pisado una hoja o respirar muy fuerte en misa. Después los queman más encima, y en una parte un soldado le dispara a los muertos que se están quemando. (Faltó que le hiciera pis encima a las cenizas, ¿cómo tanta mala onda? Tómense un Armonyl, Nazis, con razón tienen tan mala reputación, todo el mundo los pela y Hollywood los tiene para la palanca)
Hay otra parte terrorífica donde los agarran a todos y los llevan en tren a unos galpones piruja, les sacan la ropa y después le hacen corte de pelo moderno, y uno jura que los van a hacer pebre y se muerde las uñas (uno les agarra buena a los personajes a la fuerza), pero al final resulta que eran las duchas no más (spoiler). Uno queda aliviado pero después muestran que a OTROS personajes sí los están haciendo pebre en el galpón de al lado, o sea, es una película que no da respiro y con un importante mensaje: con los galpones, uno nunca sabe.
También hay que decir que la película es en blanco y negro, pero en una parte aparece una cabra chica rebelde que no está ni ahí con el blanco y negro y ella anda cara de palo en colores, y aunque es toda vistosa nadie la ve y pasa entremedio de la tremenda mansaca como si nada. (La misma cabra chica después creció y la contrataron en Sin City y en esos calendarios que venden en Village de los cabros chicos con gorros gigantes)

Ah, y aunque no sale Hitler, igual hay un malo más malo que no sé qué, y que lo hace el paciente inglés. Claro que ahora no es inglés, es alemán, y la paciencia se le acabó hace ratito. Si lo echaran a pelear con el malo de El laberinto del Fauno, al otro probablemente le daría miedo y se escondería detrás del árbol cuático a rezarle a la virgen del Carmen. (Súper malo)
Bueno, me gustó harto esta Lista del Schindler, qué quieren que les diga. Pero tengo dos quejas, eso sí. Uno, que me carga cuando en estas películas los alemanes hablan en inglés pero con acento alemán, y de pronto gritan cosas en alemán a pito de nada y después vuelven a hablar en inglés. Defínanse, po. ¿En qué idioma es la película? (Bueno, filo, yo igual tengo que leer abajo así que da lo mismo). La otra queja es que en esta película ponen el mismo tango que en todas las películas, con violines y sin letra. Hasta cuándo. Cómprense otro tango po peliculastas. Si hay más. Hasta yo me sé como tres, y eso que yo cacho menos tango que mi abuelita cacha lo que es 5.1 Dolly Digital. La próxima vez que escuche ese tango voy a tirar la bebida a la pantalla, ya saben ya. La tercera queja es que cuando la película está terminando y van todos los judíos felices cantando la ronda de los amigos (en judío), de pronto la película se transforma en colores y todos los personajes se vuelven viejitos con lentes gigantes y pantalones en las axilas en el Parque del Recuerdo, haciendo vandalismo arriba de una tumba que dejan toda cochina. ¿Qué onda, Silberg? No entendí bien qué pasó, debe ser metáfora. (No se entiende, así que no es universal, cien estrellas menos). Bueno, en realidad eran tres quejas, no dos, pero era para no sonar tan negativo, sorry.
Quinientos millones cuatrocientas mil dieciocho estrellas.
PS: Quiero decirles a todos que si yo conociera a algún judío, le tendría buena al tiro y sería su amigo, obvio. Lástima que en Chile no hay. (Se extinguieron).
© Hermes