OCTUBRE DEL TERROR: APARECIDOS

Basada en hechos reales mis polainas (¿creen que uno nació ayer?)

Si me siguen en el Twitter, ya saben dos cosas. Una, que Twitter hace que uno saque la vuelta heavy. Y dos, que durante TODO el mes de octubre voy a estar mandándome una película de terror diaria, y minicriticándola al día siguiente. ¿Cómo les quedó el ojo? Esto por dos motivos; uno, porque es el mes de la mejor fiesta chilensis criolla que existe (San Halloween) y dos, porque soy maestro (ah no si no).

El primer flim en salir sorteado se llama Aparecidos y no la había escuchado nombrar ni en El Club de la Pelea de Perros. Pero sale un fantasma terrorífico en camisón flotando en el póster, así que entró a la tómbola de una. Se trata de dos hermanos españoletes que van a Argentina a ver a su papá, que es un abuelito en coma lleno de tubos Matrix en la nariz y con cara de pobrecito. Lo mala onda es que el papá está vegetal (aw), y a lo único que vienen los hijos es a apretarle Ctrl+Alt+Supr o a que grabe su último disco Desenchufado (drama).

Los de la aduana le confiscaron el jamón queso, apuesto.

Uno cacha al tiro además que la hija no le tiene mucha buena al papá y que el hermano sí, así que hay harta pelea de hermanos en que se dicen cosas que duelen. Ustedes cachan, esas peleas en serio, mucho más brígidas que esconder el control remoto, o mandarles a los papás los lonks a la entrada horny del blog de la hermana (guaja). La cosa es que el hermano se engrupe a la comadre con que vayan a recorrer Argentina en el auto del papá para conocerlo un poco más antes de subirlo al furgón del Tío Dios (metáfora).

Así que obvio que es de esas películas de viajes en auto por la carretera donde el viaje es en serio y en metáfora. (Deberían tener un nombre este tipo de películas. Les voy a poner Peaje Movies, y qué tanto). Así que los hermanos españoletes parten por las carreteras argentinas y se aburren caleta, porque andan por puros peladeros y no tienen de esos autos modernos con pantalla de una pulgada para ver Lawrence de Arabia. Igual sirven para conocer estas escenas, porque uno aprende por ejemplo que en Argentina las patentes de los autos son iguales a las patentes de los autos de Viña (somos todos hermanos, ché).

No sale en Corazón Rebelde.

Hasta que de pronto encuentran un cuaderno terrorífico adentro del auto, que es como el diario de vida de un asesino mala onda. Les aviso al tiro que si algún día quieren hacer un cuaderno terrorífico (como el de esta película o el de Se73n), se consigan al tiro un cuaderno con tapas de cuero oscuro gastado, sin espirales ni marca, hojas amarillas carcomidas, etc. Y cuando lo tengan, escriban bien desordenado, bien cochino, sin corrector ni subrayar nada, ni menos hacer animaciones artesanales en las esquinas, porque la idea es asustar (tampoco pueden tener personajes famosos como Garfield o Taz, ni stickers de Barbie, sorry).

Bueno la cosa es que este cuaderno describe los asesinatos del asesino (mala onda), y pronto los españoletes se encuentran con los fantasmas que murieron en esos asesinatos. Y como son fantasmas y andan penando, mueren todos los días a la misma hora y en el mismo canal, y los pobres hermanos se angustian porque no pueden hacer nada por ellos y dicen coño. También les aviso que aunque son fantasmas argentinos no andan basureando a los demás fantasmas, ni se creen la muerte (jajja).

¿Qué hashés, Fantasmón?

Igual es buena la película ahora que lo pienso, así que le achunté agarrando papa con el póster. Como le lleva misterio, uno está toda la película metido esperando que cuenten la firme, y los protagonistas no son ni tan pelmazos así que uno les agarra buena. Lo que sí advierto también es que es una de las pocas películas con terror mezclado con política que he visto en mi vida, y la vi en mi casa con mis viejos y terminaron todos peleando porque el país tiene una herida, etc. (Para que cachen, semi-spoiler: Los fantasmas buenos son detenidos desaparecidos y el malo es un soldado mala onda).

Al final igual chacrea un poco, pero tiene como cuatro escenas a toda zorra que me dejaron feliz. Así que si la encuentran por ahí, véanla con confianza. No es tan buena como otras películas de terror españolas (Rec, El Orfanato) o argentinas (Esperando la carroza), pero de que salva, salva. Así que eso. Cincuenta y cinco millones doscientas mil setecientas tres estrellas y un Chancho en Misa Award para el cameo de Augustus Pinochet, un abuelito chilensis famoso por su capacidad de embarrar las comidas familiares.

Los fantasmas no van al solarium, ya.

¡Hasta mañana! Y acuérdense de sugerirme pelis de terror para los días que vienen. (Si no la he visto y me la recomiendan bien, la meto a la tómbola terrorífica).

© Hermes Antonio, crítico famoso (del terror).