domingo, enero 28, 2007

LA PEQUEÑA GIGANTE


Ahora iba a escribir la crítica de la mejor película de la historia de las películas del cine del mundo (Children of men), pero como todo el mundo está hablando de la mona gigante (“La pequeña pelmaza”) y nos hace falta teatro, mejor hablo de lo que todos están hablando. O sea, de la Jesmarina.

La Jesmarina es como Pinocho, pero si Giepetto hubiera tenido el boliche en la isla de King Kong, o como si Godzilla hiciera un juguete ordinario con un árbol para hincharle las pelotas un rato a los tanques japoneses. (O a la polilla gigante). Bueno, es horrible el mono, se mueve lento, tiene más articulaciones que un mono de G.I. Joe y se le ven todos los hilos, peor que a un Thunderbird, y esos sí que eran ordinarios.

(Una señora salió en el diario y/o las noticias diciendo que la mona gigante era súper real y que se movía como una niñita de verdad. Señora, dos palabras para usted: Rotter y Krauss. ¿Dónde la vio? Si una cabra chica se viera y se moviera así El Exorcista y El aro serían dos horas de una cabra chica haciendo cualquier cosa y darían el mismo susto que dan las otras, y son maestras)

Bueno la cosa es que le dieron tanto como caja a la mona, que me convencieron de que tenía que informarme, si era un tremendo evento de esos que cambian el mundo y que por eso las noticias cubren hasta por si acaso. Como las gallinas que mató el Chupacabras en Futrono o el avistamiento del trineo del viejo pascuero en el Polo Norte para Navidad. O sea, LA noticia.

Como la cosa también tiene su lado tierno, los periodistas les ponen el micrófono en la cara a los cabros chicos sin dientes y les sacan las medias declaraciones, para que uno se haga una idea más completa del hecho noticioso. Y todos los cabros chicos terminan diciendo cosas como “la gigante errra herrrmosa, y me mirrró, y tenía ojos, y vino a destrrruir al rrrinoceronte porque, porque, porque, es linda la gigante”. Después salen otros y dan noticias falsas como cuando Orson Welles hizo esa transmisión en la radio de El día de la independencia y los tontorrones se suicidaban. Acá mostraban las tres micros dadas vueltas en la Moneda, la manga de giles sacándole fotos con celular a las micros y los tres carabineros que resguardaban con cara de “a mí por qué me asignaron a cuidar esta cuestión si a mí no me hace falta teatro”. Ahí decían que si uno había visto al rinoceronte, que por favor le avisara a la pequeña gigante para que fuera en su caza, porque atrapar al rinoceronte era tarea de todos.

Así que con Lu nos convencimos y decidimos ir a ver a la famosa mona. Nos fuimos en metro y mientras más no acercábamos, más familia con coches y con la cara roja veíamos, y todos fascinados. Cuando llegamos a la plaza no sé cuantito descubrimos que en realidad era importante la cosa porque había como tres millones de personas esperando, y todas las personas tenían al menos uno de los siguientes artículos en la (s) mano (s):

a) Una cámara de video/fotos/celular.

b) Transpiración recién sacada de la frente/del cuello/del ala.

c) Un cabro chico desesperado preguntando dónde estaba la pequeña pelmaza.

d) Una aquinientoslagüitelada, aquinientoslagüitelada, aquinientoslagüitelada.

La mona horrible estaba sentada durmiendo y salía ruido de grillos de unos parlantes gigantes que había a los lados para crear que pareciera que era de noche y que por eso la mona dormía. A eso se refieren los periodistas a que “La ciudad se viste de magia”, porque era de día, y de día no hay grillos. Las viejas lloraban de emoción. (Aunque no sé si eran lágrimas o eran gotas de la frente que se le metían al ojo y vestían la ciudad de magia)

Bueno, aquí quiero quitarle dos mil estrellas al mono de sopetón, porque encuentro el colmo que la contraten para que venga a hacer su pega (cazar al rinoceronte) y la muy chanta se instale a dormir a pierna suelta todo el día, y a ser indiferente y creerse la zorra. Al final pasó menos tiempo despierta que mi primo el que tiene un olor raro siempre. Y peor, porque aunque todos la estuvieran mirando la mona se hacía pis como si fuese muy bonito, y sin que le importara nada. (Aunque mi primo también hace eso y después mi tía se pone a llorar y dice que es malagradecido).

Al final la Jesmarina despertó y partieron como quince giles disfrazados de soldadito de plomo a tironearle los cordeles a la mona para que se moviera y la gente aplaudiera, y todos felices levantando los celulares y los cabros chicos, sorprendidos y llorando de emoción porque la mona levantaba una pierna y miraba para los lados con cara de estar pensando “en realidad yo no pienso porque no tengo cerebro, soy de palo y entera fea, más encima”. O sea, con cara de nada. La mona esperaba un rato y seguía caminando, y se mandaba las medias hazañas cuando comía helado y sacaba la lengua, o cuando parpadeaba, porque era un espectáculo magnífico.

Pero no pasó nada. Esperábamos que por último hubiera una mocha entre la Jesmarina con el famoso rinoceronte a lo King Kong, cuando pelea con los tres terriblefeosaurios, que se agarraran a coscacho, la Jesmarina le hiciera una llave y le clavara su propio cuerno, pero lo único que pasó fue que los soldaditos de plomo le trajeron al pobre rinoceronte enjaulado para que ella moviera la cabezota y parpadeara en cámara lenta, y se pusiera a bailar en el aire como enfermita. Después se sentó en una micro y se fue (a dormir seguramente) mientras todas las viejas se secaban las lágrimas. A mí lo que me dio pena fue el rinoceronte, porque la mona es como la típica cabra chica que le pega a los perros y los papás de premio le compran un helado.

Aquí Lu me dijo que la mona en realidad no salvaba a nadie y yo le dije que no fuera tan negativa, porque la ciudad estaba vestida de magia. Ella me dijo que mejor nos fuéramos a comer un helado y que dejáramos a todas las viejas con los cabros chicos aplaudiendo, y yo le dije bueno ya y partimos. Y tenía razón. Porque al final nosotros con ella nos miramos y es más mágico que cien monas haciendo la coreografía de Thriller en la moneda, y con la presidenta haciendo de Michael Jackson.

No le voy a dar ninguna estrella, porque las estrellas son para las películas, y esto fue arte.

© Hermes.

viernes, enero 19, 2007

BABEL


Esta película se ganó el Globo de Oro (Oscar jr.) a la mejor película dramática no hecha para la televisión y el premio lo entregó Terminator y en muletas (lo dieron en el cable), así que imagínense lo heavy que es la película, si ni la dinamita paraba al maldito y miren cómo lo dejó.

La película se llama Babel porque es un remake de la historia de la Biblia esa que cuentan cuando uno va a dar la primera comunión y en la película parte tal cual: Dos hermanos, Caín y Babel, cuidan ovejas en un país rasca (Egipto) y el papá les dan una escopeta para que no se aburran y puedan pasar el rato disparándole a los tarros, porque como todo el mundo sabe, cuidar ovejas es una soberana lata y siempre es bueno tener algo que hacer, como en Brokeback Mountain.

La cosa es que los cabros chicos no encuentran tarros para disparar (dejar tarros botados en los peladeros y listos para dispararles es costumbre gringa) y se ponen a jugar carepalo al bang-bang raja en la carretera, hasta que le disparan a una micro con turistas que va pasando. Pero en la micro no sólo van los típicos viejos ociosos con cámaras, mapas, bananos y shorcitos, sino que va también el matrimonio Cuevas compuesto por Tyler Durden con Angelina y cuando la bala le llega a la minoca, hasta ahí no más llegamos, porque la sangre le va a durar más que no sé qué. Y hay una sola cosa peor que se muera la minoca, y eso es que no se muera. Y que no haya ambulancias, ni doctores, ni señal en el celular, ni todas las cosas que uno tendría a mano si no anduviera turisteando en Egipto.

De aquí en adelante empieza la tortura, porque como dijo Terminator en muletas, esta es la mejor película DRAMÁTICA y eso significa que no va a haber ni un solo chiste en toda la historia porque la risa abunda en la cara del tonto y los peliculastas son geniales. Tampoco hay trípode, porque todos saben que cuando algo es en serio tiene que mostrarse con la cámara toda Parkinson y con granitos y que se le vean las pifias al actor, y la baba cuando llora con la boca abierta. (Las pifias de Tyler Durden se hicieron por computador) Si uno sale en esta película, es porque le va a pasar algo heavymetal, y les advierto que si ven a un personaje con ojos, ese personaje va a llorar en algún minuto y va a hacer gestos Guayasamín, porque la vida es terrible. (Si el personaje tiene rimel, el rimel se le va a correr, además)

Otro efecto genial que usan para lograr seriedad es poner música de guitarrita y nada más cuando sale algo que en la vida real mete mucha bulla. Por ejemplo, un helicóptero o un disparo o alguien gritando. Para que se entienda mejor: Helicóptero aterrizando / disparo / alguien gritando + cámara Parkinson + lo único que se escucha una guitarrita = maestro.

Como le copiaron a Crash (maestra), esta película tiene mil historias y cuarenta y siete personajes, y todas se tratan de lo charcha que es ser de otra raza. Porque aquí no está la felicidad de ser de distintas razas que salía al final de Armageddon cuando muere el cometa o en el panfleto de los Testigos de Jehová donde salen todas las razas haciéndole cariño a un león en el paraíso.

Aquí ser de otra raza y/o feo es malo y cuando hay dos razas distintas juntas peor todavía. Otra de las historias por ejemplo muestra a la nana peruana de los niñitos Cuevas (hijos de Tyler y Angelina) que quiere irse a un carrete y no puede porque no tiene donde dejar a los cabros chicos (los papás están muy ocupados apretando los dientes en Egipto), y decide llevárselos con ella, pero aunque los quiere y los cuida, todos creen que en realidad los secuestró (porque los niñitos son rubios y ella es fea y no sabe hablar) y la basurean y la terminan abandonando en el desierto con los péndex para que se los coman los buitres. (Todos lloran, pero sólo a ella se le corre el rimel)

Lo más impresionante de todo en esta película es que las historias están todas “interconectadas”. Eso significa que en algún momento un personaje va a llamar por teléfono a otro de la otra historia, o que el personaje de la historia #25 es compañero de colegio del personaje de la historia #14, y que van a salir con alguna tontera del tipo “La pistola de Caín y Babel era de un compadre en China”. Corte a China y la hija del dueño de la pistola teniendo algún drama, porque al final el mundo es un pañuelo y a nadie le pasan cosas buenas. We are the world, we are the children. Que venga Terminator: “And the winner is… Bubble”.

La historia esa de la minoca china es impresionante también porque ella aparte de tener la mala suerte de ser china, tiene la mala suerte de ser sordomuda (hace ruidos raros cuando habla y pone caritas), o sea lo peor, y quiere puro tener un minoco pero nadie la pesca por sus defectos. Y como las películas nos han enseñado, todos los sordomudos son más califa que no sé qué, porque es la única manera que tienen de expresarse, así que imagínense la pobre china como anda. (Pista: se le corre el rimel)

(Otros ejemplos de mudos califa: La del piano, la de la sagrada familia, la de esa película antigua con música de Lionel Ritchie, el de Pesadilla 3 y Silent Bob)

En resumen, Babel es una película de contrastes que tiene un importante mensaje: no ir a Egipto. Además impresiona y deja pensando, y se merece mil Globos de Oro más, y todos entregados por hombres rudos pal gato, porque el mundo es terrible: Terminator en muletas, Rambo en silla de ruedas, y Duro de matar conectado a un respirador. A mí ahora me duele una muela, así que puedo premiarla tranquilo: Ciento ochenta y un estrellas.

© Hermes

viernes, enero 12, 2007

MARÍA ANTONIETA, LA REINA ADOLESCENTE


Esta es la primera película que vi en el año, y quiero agradecer a los señores que traen las películas, porque en el cine nos pusieron aire acondicionado y dejaron la película despacito para que se pudiera dormir en paz. Unos críticos famosos que vieron esta película conmigo y que me bolseaban ramitas de queso decían que esta película era de la misma directora de Perdidos en New York (la de la rubia gritona enamorada del abuelito que canta como las tristes) y decían también que la directora era seca porque era la hija de Marlon Brando.

La película se trata de la tataratataratatara (etc) abuela de Legalmente Rubia y actúa la flacuchenta cara de sueño (Mary Jane Watson) que actuó en la película de las porristas que no podían soportar ni perder el concurso ni conquistar al minoco y les venía la depresión (Las vírgenes suicidas).

Legalmente rubia vive en la época de Glen Close y empieza la historia cuando la mandan de Australia a Francia a casarse con un francés tacuaco que le dicen “delfín”, pero no el de las torres gemelas, uno que no lo conoce nadie, y que ella más encima nunca ha visto. O sea, como casarse con alguien por chat, pero sin haberle mandado ni una sola foto, ni canciones, ni haberle hecho una poesía. (El francés tacuaco además es más fome que chupar un clavo, pero ya lo conocerá)

La cosa es que cuando llega a Francia, donde en la época antigua hablaban inglés, igual que en Roma de Gladiador, o en España de esa película de Cristóbal Colón, todos la tratan bien y tiene mil empleados y no puede hacer nada sin pedirle permiso a alguien, ni cambiarse el disfraz en privado porque siempre anda con una manga de viejas que la siguen y la espían y le recuerdan lo bacán que es ser ella. Y todo esto porque ella es princesa, pero princesa de las de verdad, no esas cabras chicas cualquiera que las viejas les dicen “princesa” porque andan con el vestido nuevo o con trenzas. Y como esta película demuestra, ser millonario es muy difícil.

A las finales que la vida de esta comadre es más fome que estar en la casa y que se corte la luz, y en el medio castillo donde vive hay puro pelambre y de a poco todos la empiezan a odiar porque no tiene hijos, le dicen “delfina”, la basurean y no la dejan tranquila, y aquí uno se siente mal por ella y la compadece, porque siempre en las películas uno se siente mal por el que es pollo en corral ajeno, aunque aquí el pollo en corral ajeno sea medio idiota y empiece a gastarse toda la plata del delfín en zapatos, torta de panqueques, perros chihuahua para poner en la cartera y las mismas estupideces que hace la Legalmente Rubia, pero en versión casa de antigüedades.

Aquí me di cuenta de que la directora Brando es seca y merece más Óscars que Clint, porque aunque no se había inventado nada entretenido en esa época y la película no tiene explosiones, la música que pone es pura música oreja de ahora con canciones de esos cómpacs bonitos que venden en el Portal Lyon y que siempre cuestan dos lucas más de lo que uno tiene.

La música oreja ayuda a tres cosas (este análisis es en serio): a) hacer que la comadre parezca más pollo en corral ajeno, porque es como si en una película de universidad de las de ahora, onda American Pie, al protagonista le pusieran charleston (lo peor); b) Ayudar a que las minocas de hoy en día se identifiquen con la legalmente rubia, porque hoy en día nadie quiere ser famoso, gastarse toda la plata en ropa, carretear y hacer farándula; y c) vender más CDs. (Nadie compraría el cómpac si tuviera música de la carta de ajuste).

Como es farandulera, millonaria y ociosa, y no se ganó nada de eso por mérito propio, todos los giles andan diciendo que Mary Jane es como la Paris Hilton, pero yo encuentro que nada que ver. Para empezar a uno no le dan ganas de matar a Mary Jane cada vez que la ve, ni tampoco la mina hace estupideces como sacar un disco o dedicarse a la actuación siendo que tiene menos talento que una corchetera. Es una cabra chica malcriada que no tiene idea donde está parada, tal cual la rubia gritona que andaba perdida en New York sin entender nada. Parece que a la directora le pasó lo mismo en su vida (porque vivía con los Brando) así que ahora hace puras películas de patitos lindos que lo pasan pésimo porque están “atrapados” en el palacio de Versalles o en un hotel cinco estrellas, y cómo no se va a identificar uno.

Por ser tan universal y por demostrar que las mujeres también pueden hacer películas (aunque sean películas que duran doscientas horas donde lo único que sale es la rubia en el palacio “sufriendo”) le doy dos mil doscientas estrellas. Rosadas y con blonditas.

© Hermes.