Esta película es lejos la mejor película chilena del mundo. Está ambientada en la semana santa, pero no sale Jesús el Lazareno. (Aunque sí salen los huevitos de chocolate y el conejo de pascua, pero se hizo sin efectos especiales modernos)
La película es del mismo director de Los idiotas, El proyecto de la bruja de Blair y esa película chilena de la novia que se arrepentía de casarse y salía a andar en auto un día sábado (Fiebre de Sábado por la noche se llamaba). Lo único malo es que el camarógrafo aquí terminó de quedarse cieguito y siempre está con la cámara encima de los personajes y nunca encuadra bien, porque a veces está puro filmando una ventana con las olas borrosas cuando lo importante está pasando como a dos metros. (Pero eso es más realista porque la gente en la vida real nunca mira para donde tendría que mirar)
Cuando la cámara está muy cerca del actor y se le ven las arrugas y las pifias se llama primerísimo primer plato, y mientras más cerca se pone la cámara, es más dramático.
Esta es la película más dramática de la historia. Es dramática y es real, y es tan real que si no salieran letras al principio y al final no sabría que es película. A mí me recordó mucho al video del cumpleaños de mi tío Jote, cuando se curó y justo después del cumpleañofeliz empezó a decir que su esposa lo engañaba y que eran todos unos malagradecidos. Mi abuela sacó a todos los niños para afuera para que no se perturbaran con las cosas que decía mi tío. (El video me lo prestó mi primo Jano que se escondió detrás de un gomero) Ahora que lo pienso, si mi tío Jote le pusiera letras al principio y al final de ese video podría estrenarlo en el cine y hacerse famoso igual que el director de esta película.
Pero bueno, en esta película salen todos los actores de la teleserie pero dicen “huevón” y “conchetumare” así que es para mayores, pese a que los mayores siempre se ríen cuando en la pantalla dicen “huevón” o “conchetumare”, porque están más acostumbrados a los garabatos gringos como “maldición” y “vete al diablo”. (Mi tío Jote también dice esas cosas en el video). Actúa por ejemplo el mismo que hace de homogay en Los Pincheira pero acá es un cocinero que mata a su polola. También actúa la actriz de La ley de la selva y la señora cara de pato que actuaba en el Jápening (antes de tener cara de pato) y otros más que no me acuerdo.
Pero esta película es profunda, y eso se nota porque los personajes siempre están hablando y se ponen serios. Incluso hay una parte en que la actriz de La ley de la selva se sienta en una silla y recita una poesía (la poesía también es para mayores) y todos después le comentan. O sea que es una película intelectual. Los personajes hablan además todo el rato de cosas que me dan miedo y sueño al mismo tiempo, como Dios. Y enseña una importante lección de vida: no hay que no creer en Dios. Por ejemplo hay dos personajes homogay que no creen en Dios y a uno de ellos le da la posesión diabólica. Como son todos atedos no llaman al exorcista y a él se le tiene que pasar la posesión caminando, y eso es más real. (A mí un doctor me dijo que dar vuelta la cabeza como la niñita de El Exorcista era imposible, así que está bien cómo ocurre en esta película). También el protagonista lo pasa muy mal, y como no cree en Dios no puede rezar para que se solucionen sus problemas y de pura desesperación hace todo el rato idioteces sin sentido, como bañarse en la playa cuando lo que debería estar haciendo es llorar, o cocinar y estar feliz cuando lo que debería estar haciendo es agarrar a su papá a cornete en loci.
También hay una mudita igual a la de Claroscuro que quiere puro tener sexo. (En las películas las muditas siempre quieren tener sexo, porque es la única manera que tienen de expresarse). Este es el personaje menos profundo de todos porque no habla, pero es necesario porque da contraste y hace que la película sea universal.
En resumen, es una película muy interesante que no dejará a nadie indiferente, salvo a los que deje indiferente. Y que es tan, pero tan real, que uno siente que debió verla gratis y sin comer popcorn ni yögen fruz. Por ser tan satánica le doy seiscientas sesenta y seis estrellas.
© Hermes